La decisión de solicitar ayuda profesional no siempre es fácil, ni se toma de manera rápida, la mayor parte de las veces responde a un proceso por el cual vas tomando conciencia, poco a poco, de que el mero transcurrir de los días no te trae la solución.
De la misma manera que permanecer con un dolor recurrente durante meses en el estómago (sin poder comer) y sin ir al médico, no tiene mucho sentido, tampoco lo tiene aguantar el dolor emocional sin más.
Si tienes malestar o preocupación que te provoca sufrimiento a lo largo del tiempo y limita tu libertad para elegir lo que te gustaría hacer, entonces, consulta.
1. Sentirte escuchado sin ser juzgado.
◾El psicólogo no oye tus problemas, te escucha a ti como persona: tu lenguaje, tus gestos, tus emociones, tus reacciones, tus elecciones, etc.
◾Le interesa profundamente conocer cómo ves el mundo y como interactúas con él, pero en las sesiones no te sentirás juzgado, ni condenado, porque ese no es el rol del terapeuta.
2. Un espacio y un tiempo para ti.
Cuando no encuentras un apoyo externo o tienes miedo de preocupar a los que quieres con tus problemas; encontrar un momento y un lugar reservados únicamente para ti y para expresar lo que te inquieta, es reconfortante.
De hecho, puede que ir a psicoterapia sea una de las primeras cosas que hagas para empezar a cuidarte y a dedicarte atención.
3. Un espejo y una toma de conciencia.
A veces en medio del dolor que sientes, tiendes a evitar pensar en lo que te asusta o preocupa, e incluso negarlo.
En la psicoterapia encontrarás una ayuda para tomar conciencia de lo que te está ocurriendo, para ponerle palabras a tus miedos, para darte cuenta de la parte de responsabilidad (que no culpabilidad) que tienes en tu problema. El terapeuta te hará de espejo y te reflejará lo que estás transmitiendo y exteriorizando. Y ya sabes que saber lo que te pasa suele ser el primer peldaño en la escalera de la recuperación.
4. Herramientas para comprender y gestionar tus emociones, pensamientos y conductas.
Encuentras un asesoramiento que te dota de recursos, técnicas y estrategias para que seas tú mismo el que resuelva tu problema.
Ir al psicólogo es una buena idea, porque esperar a que las cosas cambien por sí solas ya sabes que no te funciona. En la psicoterapia tienes una oportunidad, que no la única, de ser agente activo de tu vida.
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