Todos en algún momento, hemos empleado alguno. Estos mecanismos son una forma muy común de protección inconsciente para hacer frente a emociones desagradables o a reacciones como la ansiedad, el miedo o la incertidumbre.
1.) Negación:
Se puede considerar a este mecanismo de defensa como "genérico", ya que es la base de muchos otros. Se trata de negarse a aceptar la verdad o realidad de un hecho o experiencia. Un ejemplo puede ser "...no, yo fumo poco, a mí el tabaco no me hará daño", de manera similar se puede aplicar a cualquier mal hábito del que la persona se desee distanciar, incluyendo el exceso de alcohol, consumo de drogas, exceso de comida o juegos de azar. Significa que usted protege su autoestima al no reconocer su propio comportamiento. La negación también puede ser utilizada por la víctima de un hecho traumático, incluso inicialmente puede ser una respuesta beneficiosa. Pero a la larga, la negación puede tener consecuencias potencialmente destructivas.
La represión es el proceso que mantiene a las cosas (particularmente a los impulsos inaceptables del ello) fuera de la conciencia. Habitualmente es un proceso inconsciente aunque a veces puede estar facilitado por hechos conscientes.
La represión de esta manera permite eliminar los sentimientos de dolor o ansiedad, pero si se utiliza en exceso tiene su costo, ya que hay que emplear gran cantidad de energía para mantener los eventos rechazados inconscientes.
Muchos psicoanalistas definen a este mecanismo como cuando una persona vuelve a un estado infantil de desarrollo, particularmente bajo condiciones de estrés. Imagine que va conduciendo su coche y se queda atascado en el tráfico, esa rabia que súbitamente aparece es un buen ejemplo de regresión. Las personas también pueden mostrar regresión cuando vuelven a un estado de dependencia, como cuando eran niños. Tapándose totalmente bajo las mantas de su cama cuando ha tenido un mal día, puede ser otro ejemplo.
El problema de la regresión es cuando lo utiliza de forma auto destructiva, por ejemplo cuando se niega a hablar con alguien que le ha hecho sentir mal en algún momento.
Es cuando transferimos nuestros sentimientos originales, por lo general de ira, de algo que nos podría causar problemas a otro blanco más inofensivo.
5.) Proyección
Es cuando proyectamos nuestros sentimientos de culpabilidad o inseguridad en otras personas, sobre todo de nuestro entorno, familiares, amigos, etc. Típicamente se da cuando usted cree o se imagina que una persona o personas no tienen un buen concepto de usted.
Un ejemplo puede ser cuando comete un error tonto del que nadie dice nada, inmediatamente piensa o directamente acusa a alguien de pensar o decir que usted es tonto. La cuestión es que nadie dijo nada de lo que en realidad pueda ser interpretado como crítico. En este caso, se están proyectando las inseguridades en los demás.
Ahora nos estamos adentrando en un territorio un poco más avanzado de mecanismos de defensa. Este mecanismo es cuando, supongamos, usted alberga secretamente sentimientos lujuriosos hacia alguien que probablemente debiera evitar. Usted no puede o no quiere admitir esos sentimientos, por lo que en lugar de expresar lo contrario a esas emociones, el objeto de su lujuria se convierte en objeto de odio.
Por ejemplo, a partir de la aparición de internet muchos psiquiatras han observado un fenómeno que se ajusta perfectamente, son las personas obsesionadas o adictas a los sitios webs para adultos, que a su vez, sienten un extremo desprecio por todo lo referente al sexo. En resumen, es sentir ciertas sensaciones internas y expresar exactamente lo contrario en su comportamiento externo.
7.) Intelectualización:
Es cuando neutralizamos los sentimientos, principalmente los de ansiedad, ira o inseguridad. Este mecanismo, en cierta forma, es menos probable que nos conduzca a momentos embarazosos o de disgusto que algunos de los mecanismos de defensa que describimos anteriormente ya que en la intelectualización no se sufren las emociones.
Por ejemplo, si su compañero o compañera decide marcharse del piso que compartían, en lugar de hacer frente a una intensa angustia, lleva a cabo un detallado análisis financiero de cuánto puede permitirse gastar ahora que no podrá dividir los gastos.
O sea, aunque no se puede negar que se produjo el hecho, no está pensando en las consecuencias emocionales.
8.) Racionalización:
Es cuando tratamos de hacer frente a un acto de mala conducta de nuestra parte, en lugar de convertir la emoción negativa o dolorosa en un conjunto más neutral de pensamientos (como en la intelectualización). Al racionalizar algo, intentamos explicarlo.
Las personas a menudo utilizan la racionalización para apuntalar sus inseguridades o remordimientos después de hacer algo que lamentan. Por ejemplo, digamos que usted pierde los estribos delante de otra persona, ahora bien, para ayudar a sentirse mejor mentalmente atribuye su arrebato a una situación fuera de control o intenta torcer las cosas para culpar a alguien de provocar su rabia.
9.) Sublimación:
Este quizás, sea el más difícil de entender. Es un mecanismo por el cual dirigimos de forma inconsciente la energía psíquica ligada a los deseos, muchas veces de índole sexual, hacia actividades no reprochables por nuestra conciencia moral.
O sea, consiste en cambiar el objeto libidinal de deseo por otro objeto, que pierde su carga sexual al pasar por la conciencia.
Para Freud, en muchas ocasiones las actividades socialmente bien apreciadas como la ciencia, la religión o las expresiones artísticas, eran consecuencia de la sublimación de intereses, es decir de pasiones que en realidad tienen su esencia en otro origen, en muchos casos este origen proviene de nuestra naturaleza sexual.
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