Aquí te damos 3 PAUTAS FÁCILES para que empieces a practicar desde YA:
1. Come en CICLOS CORTOS (cada 2 horas y media o 3) y de forma ESTABLE (siempre a las mismas horas). Esta pauta no sólo te ayudará a controlar el hambre, sino que también ayudará a que tu metabolismo se active y por tanto, consuma más energía y lo más importante, le estarás dando a tu cuerpo y a tu mente una RUTINA!!. Los adultos nos esforzamos en dar rutinas a nuestros hijos pero nos olvidamos de que son igual de importantes para nosotros mismos. LA RUTINA SIRVE PARA PODER ANTICIPAR LO QUE VIENE DESPUÉS Y DE ESA MANERA CALMAR LA INCERTIDUMBRE. Si acostumbramos al cuerpo a unos horarios fijos de comidas, éste no nos pedirá más, fuera de ese horario.
2. Acostúmbrate a COMER DESPACIO. Lo ideal es tardar unos 20 minutos. Intenta, en la medida de lo posible, comer de una manera CONSCIENTE, masticando bien los alimentos, saborea, disfruta y utiliza ese ratito de la comida para DESCONECTAR de todo lo demás. Si comes rápido y con la mente puesta en otras cosas, es más fácil que al rato quieras volver a comer.
3. PLANIFICA tus comidas. Deja la improvisación para el fin de semana. Entre semana, procura elaborarte un menú equilibrado donde incluyas todos los nutrientes necesarios para cuidar tu salud. Dedícale un rato a esto. Escríbetelo, si haces este ejercicio estarás empazando a cuidarte mejor cada día y eso querrá decir que te valoras más (¿a que a tus hijos, si los tienes, no les das cualquier cosa rápida todos los días?). Trabajarás, sin darte cuenta, tu AUTOCONTROL. La ansiedad con la comida es un síntoma de cómo tratamos a nuestro cuerpo y a nosotros mismos a lo largo del día.
Si a tu cuerpo le atiendes cada 3 horas, le calmas con algo ligero de comida, le das la oportunidad de desconectar un ratito de lo que estabas haciendo y le das una alimentación equilibrada donde TODO esté incluído, tu cuerpo y tu mente NO GRITARÁN pidiendo auxilio.
¡¡Espero que te sirva de ayuda!!
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